Creí, que me encontraba en el último escalón
levantando el puño al viento en honor a lo vivido
de pie, sin hincarme en adoración o fanatismo
sin pedir perdón por mi existencia
por la confitura saboreada sensualmente por los labios
o la libertad del cuerpo desnudo
cegando la sombra de otro cuerpo
Creí, que dentro de mí no quedaban secretos
que la ceguera de las sombras se disipaba con los años
y que la mano debilitada se excitaba con el amanecer
con la oceánica sensación de esperanza
como la vela que palpita cuando la acaricia el viento
o el árbol que se estremece cuando trina un ruiseñor
Creí, que la vida se consumía lentamente con los recuerdos
en un andar de imágenes encaminadas hacia la muerte
añorando un rayo de luz entre la penumbra
cómo enigma del tiempo que se avecina
donde quizá sobrevivan los poemas
los besos sin dolor y sin lamentos
Creí, que me encontraba en el último escalón
sin nombres, sin voces
con el golpe del viento alejándome de los rencores
declinando el olvido
alejándome del invierno
dejando caer la noche sin criaturas miserables
como fantasmas que se inclinan ante el tiempo
aceptando la reducción a las cenizas
sin brazos, sin alma, sin recuerdos.
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Autor:
Jose Barrientos (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 24 de marzo de 2025 a las 11:41
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 18
- Usuarios favoritos de este poema: José López Moreno., EmilianoDR, alicia perez hernandez, JAGC
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