Dos pedazos de pan

Las cucarachas despiertan marcas

que les permiten volar por el universo

entre la basura y el infinito

conocen las más antiguas leyendas

las recetas más icónicas.

Han vivido por siglos sin esperar el apocalipsis

no tienen dios que los juzguen, tampoco

llevan en su frente un símbolo pagano;

sencillamente solo se dedican a labrar la tierra

a recorrer el mundo, a reproducir su especie

solo se dedican a lo que los humanos aspiramos...

¡a la eternidad!

Sin embargo, tienen una debilidad absurda:

el amor a las migajas, a las nubes,

a las voces, a todo lo relacionado

con la harina; droga divina de los insectos.

Y ahora que uno desea morir entre escombros

resulta difícil de creer que ni una bomba atómica

pueda aniquilarlas, pero dos pedazos de pan sí.