En mi noria el visor de precisión

Haz Ámbar

El pasillo aún se alarga hasta la fecha,

mal de mí que siempre hay quien acecha,

nulo sonreír a estas horas ya borracho 

de todo lo que en fin se me despacha,

oculto proyectil que va a hacer daño

de tanto estar ahí de innecesario

síntoma de un día febril,

de tanta ofensa que recibo

casi vuelto en otro vil reflejo de mí mismo

si es posible que esto siga

infinitamente de tortura conseguida

al convertirme en lo que yo jamás quisiera.

 

Todo ímpetu se empeña y un cuarto exiguo demuestra sus carencias 

para el vínculo de espíritu no se desvanezca entre mis huéspedes

con esta espesa niebla que pesa al subconsciente de la gente que rodea

el infierno enfrente siempre alerta por quien entra y qué suceda

en esta tierra hasta la médula de hundida en tu cabeza 

que hoy se enciende y nos alumbra las salidas más certeras 

caravana de influencias que mi sangre alteran si la mezclan

con sustancias de otro orden que quizá no corresponden a la idea que te hagas 

envalentonado en el instante que saltan de tus entrañas 

entre miserables náuseas y el dolor escarba bajo 

la figura de la amada coronando el escenario 

en que de ninguna forma encajo yo con nadie 

sigue tanto el descontrol si me fallan los atajos 

con esta noche alrededor cuya marca es ya imborrable 

lucha de razones que se eleva por los aires cuanto más desolador se vuelve el tráfico

hay romances que no han debido ver el sol

desprecio a la hemorragia del reloj desvergonzado

en el ojo del pobre al que le roen pensamientos ya bastantes

aquí sólo somos dos la misma imagen desgarrándola el error 

nuestros cadáveres hasta que se levanten pues que no será tarde

y en adelante tal vez mejore la situación que nos provoca horrendas muecas 

mientras el sopor se mastica solo y nos corroe así igualmente 

y el lamento lento de las horas nuestras copas seca y se raciona el corazón.

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