Querida, te escribo mi carta suicida,
He decidido ponerle fin a esta vida.
Mis venas ya no sienten nada de mí,
Dime, ¿por qué persiste este vacío ajeno?
Mira mi caída, observa cómo los perros muerden,
Mientras desciendo al hueco donde todos duermen.
Es el destino de los pecadores de ojos blancos,
Tu destino y el mío, mientras sigamos respirando.
Las lágrimas solo son puentes rotos entre mi corazón.
¿Te sientes bien, o solo quieres jalar el gatillo y despedirte?
No hay manos cruzadas cuando los dados ya han sido lanzados.
Deséame suerte mientras el fuego consume mi mente en blanco.
Siénteme antes de despedirnos por última vez.
Créeme mientras aún sigo con vida, querida.
Ha sido un infierno, lo sabes, romper cada pieza
Y tratar de encajar en un mundo donde nunca pertenecimos.
Mira mi caída y únete a mí, Siente los clavos al pisar.
Tu corazón se quiebra como un cristal y la muerte nos
Observa con lástima, Porque siempre la hemos mirado de frente.
¿Realmente queremos morir, o solo anhelamos ser algo más?
Es hora de partir, no me pierdas de vista al caer. Abriré mi pecho
Una última vez y te mostraré la respuesta que siempre temí decir.
Bajo este jodido sol gris, lo único que brilla es el deseo de terminarlo todo.
-
Autor:
Tephros (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 25 de marzo de 2025 a las 00:05
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 10
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.