Fue una ardiente rebelde,
que entre las sombras supo moverse,
malévola inconmovible,
y muy dura por impulso de su mente...
Yo le fui obediente,
estando en su vida sumisamente,
pero sin aliciente,
veía como el amor se pierde...
Ella segaba el aire,
con su lujo y pecado incesante,
muy severamente
en nuestro vivir inhabitable...
Y hubo un después,
de cómo quedarme, y cómo irme,
hacia una muralla fuerte,
más allá de su vida y de su muerte...
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Autor:
el brujo de letziaga (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 25 de marzo de 2025 a las 04:05
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 16
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., Lualpri, racsonando, MISHA lg, Ed-win, ElidethAbreu
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