Apareciste en cascada
como agua de furia y viento
y te derramaste toda
arrasando mi silencio,
confundiendo mi entereza
sin saber si voy o vengo.
No puedo rendirle cuentas
al cuerdo razonamiento.
Atropellaste mi ser
con el vigor del estruendo
y sorprendiste mi a juicio
sin defensa al pensamiento.
Arremetiste inconsciente,
sin ningún temor ni miedo,
y descargaste briosa
(sin importarte un pimiento)
la impronta de que belleza
es suficiente y primero.
Hoy por fin he regresado
de donde me llevó ese aliento,
de esas aguas turbulentas
que ahogan al más sediento
y donde el enamorado
es carne de sufrimiento.
He vuelto recuperado
(eso creo y eso pienso)
a pesar de haber sentido
el sabor del desaliento
por no poder gobernar
la fuerza de tu tormento.
Mi existencia era tranquila
y sin muchos aspavientos,
gozaba bien de la vida
cumpliendo los mandamientos
con la aventura justita
que daba mi entendimiento.
Pero llegaste en cascada
a la paz del sentimiento
y volviste en torbellino
mi existencia con mi tiempo
transformando mi cordura
en puro oscurecimiento.
Sobreviví a la caída
del agua de tu embeleso,
aquel que me dejó herido
(herido, pero no muerto)
y el renacer de cenizas
me hace digno de contento.
Más ahora tú me buscas
dando valor a mi esfuerzo,
pero no quedan rescoldos
de mi amor y los te quiero
que dije con sangre en mano
sintiendo amor verdadero.
Al mundo le mando aviso
por tener ganas y tiempo:
¡Cuidado con los amores!
cuando son amores ciegos,
pero volver es posible
siendo yo la prueba de ello.
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Autor:
RICARDO V (
Offline)
- Publicado: 25 de marzo de 2025 a las 07:48
- Categoría: Amor
- Lecturas: 11
- Usuarios favoritos de este poema: JAGC, ElidethAbreu, alicia perez hernandez
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