Sertralina, Venlafaxina,
un idioma de sílabas secas,
tabletas alineadas como ejércitos
contra un enemigo sin rostro.
Citalopram, Mirtazapina,
la química y el abismo
bailan un vals en el cerebro,
pero a veces el ritmo
es un vaivén de insomnio
o un derrumbe de emociones.
Fluoxetine, Duloxetine,
dicen que alivian el peso del mundo,
pero a veces solo amortiguan
el golpe de existir.
Seroquel, Lamictal, Lexapro...
en cada nombre
un intento de equilibrio,
una promesa escrita en prospectos,
tallada en noches en vela
y mañanas demasiado largas.
No es un capricho,
no es debilidad.
Es un reloj descompuesto
que a veces avanza demasiado rápido
y a veces se detiene en un segundo eterno.
Es el miedo de no saber
si una risa fue sincera
o si un silencio
esconde un cuchillo.
Es la duda clavada en la piel,
el insomnio preguntando en bucle:
¿Molesto? ¿Me quieren? ¿Me fui demasiado lejos?
Y la mente responde con puñales disfrazados de cuchicheos
que se clavan en los huesos.
Pero no es solo la mente,
el cuerpo también calla su protesta:
hambres que se evaporan,
sueños que se pudren en la almohada,
latidos que a veces se olvidan
de su propia cadencia.
Entonces, una pastilla.
Una pausa.
Un respiro.
No es una solución,
pero es un puente,
una tregua en la batalla.
No pidas que lo entiendan,
pide que lo acepten.
Que sean brazos y no juicios,
miradas limpias de sospecha,
presencias que no exigen explicaciones.
Porque no todo es com
o parece,
y a veces, lo más humano
es solo estar.
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Autor:
Ruben Alfons (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 28 de marzo de 2025 a las 08:22
- Comentario del autor sobre el poema: Escribí *Inventario* porque sé lo que es contar pastillas como quien cuenta días, como quien enumera intentos de sostenerse en pie. Sé lo que es buscar equilibrio en fórmulas químicas mientras la mente te taladra dudas afiladas y el cuerpo se convierte en un campo de batalla silencioso. Este poema no es una justificación ni una súplica, es un testimonio. No quiero que lo entiendas desde la lógica, quiero que lo sientas. Que sepas que esto no es debilidad, no es un capricho, no es una excusa. Es una realidad que muchos habitamos y que demasiados callan por miedo al juicio. Si alguna vez te has preguntado cómo es vivir con este peso, aquí tienes un pedazo de esa verdad. Y si alguna vez has querido ayudar a alguien que lo lleva, empieza por estar. Sin preguntas. Sin exigencias. Solo estar. Porque a veces, lo más humano, lo más necesario, es simplemente eso.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 7
- Usuarios favoritos de este poema: EmilianoDR
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