Una voz muerta en la sinfonía de los cantores
callaba su poesía entre tantos ruiseñores.
Se escondía entre luces ofuscadas;
tímidamente, en su propia sombra lloraba.
Desconsolado, caía ahogado en su sollozo,
cuya razón no encontraba; él mismo no se encontraba.
Entre tanto bullicio y tantas lágrimas en su rostro,
¿quién esperaría su llamado?, ¿quién lo buscaría entre tanta tempestad?
Perdido, él solo se encuentra en esta burda sociedad.
Un día, aquel poeta abandonado
olvidó el temor e intentó hablar:
"Desde siempre he buscado quién soy,
he intentado encontrarme en otros lares,
correr más allá de la montaña,
perderme entre montes inalcanzables.
Pero, en realidad, no sé a dónde voy,
no sé si habrá un mañana.
Cada día más deliro con los pensamientos que tengo.
Me siento prisionero de esta cárcel llamada cuerpo;
ni mi piel ni mis huesos pertenecen a este siervo.
Si ahora soy cuerpo, es porque en algún momento fui alma.
Y si hay alguna forma de llegar, un atisbo o alguna señal,
recorreré todos los caminos que el destino me aguarda."
De pronto, se aligeró la pesadez que el poeta sentía.
El rumor del viento contra las hojas avecinaba una alegría.
Todos voltearon, pasmados, al escuchar tan linda poesía.
Ese día, el poeta olvidó sus miedos
y decidió vivir cada día de su vida,
pues este era el destino que él escribió.
En uno de sus versos presintió
el comienzo de un nuevo día.
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Autor:
psiconauta (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 29 de marzo de 2025 a las 14:45
- Categoría: Cuento
- Lecturas: 13
- Usuarios favoritos de este poema: Loresita, EmilianoDR
Comentarios1
nunca dejes de escribir ♡
gracias loresita
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