Erosion

Solo queda polvo en las manos,

la montaña se desmorona lentamente,

y solo resta saber qué queda,

si es posible reconstruirla,

cuánto tardará el viento en esparcirnos,

hasta volvernos espejismo.

Cada mentira,

una piedra menos en la montaña,

una crisis rodando al despeñadero.

Quizá debamos seguir las huellas

que dejan los insectos:

destruyen montañas,

escalan polvo.

¿Cómo se une el polvo?

"Con agua, se vuelve lodo."

¿Quién se lava las manos

en esta montaña deshecha?

Hay piedras que han rodado,

a su paso fragmentan la memoria,

nuestros espacios de identidad

se convierten en huellas de una caída.

“¿Quién, tú? ¿Quién cuida los espacios que rodean tu alma, y los lugares donde respiras y lo que queda de libertad? Hay miradas ajenas que tocan tu verdad.

Tu voz se quiebra a pausas, la memoria fragmentos diseminados que ya no te pertenecen. La montaña que evitaba la mentira es polvo que cae sobre la ciudad. ¿Qué harás cuando llueva y tus pies sin asombro pisen el asfalto? Aún quedan raíces, quizás alguna verdad silvestre pueda brotar a orillas del camino.”

El pensamiento es una pluma que cae,

¿todavía somos pájaros,

o simples marionetas,

espantapájaros

heridos por el sol,

muertos en la noche?

Los pensamientos falsos

erosionan la montaña sin arbustos,

pero en la profundidad donde hubo raíces

el dolor guarda semillas.

Como el corazón, lleno de cicatrices,

espera aún algún regreso,

aunque la verdad, a veces, nos dé la espalda.