Memoria ciega

Se va aproximando el ocaso

y con él las horas lentas.

¿Es oscuridad lo que sigue acaso

o un largo juicio sobre cuentas?

Bajan cortinas las ventanas del alma.

En el silencio quieren permitirse,

buscar algo que les traiga calma.

Antes de al abismo sumergirse.

En tal escondite solo pretenden,

encontrar algo que reviva alegría.

Aminorar lo que no entienden,

ausentarse del día a día.

Los recuerdos parecen ligera bruma

se esparcen a la menor brisa.

Como del mar sale la espuma,

cada ola arrastra una sonrisa.

Me pregunto ¿Eso es suficiente?

¿Porqué el recuerdo se me niega?

No da para más mi subconsciente

¿Acaso mi mente, quedó ciega?

Quizá cabe una única posibilidad,

que haya olvidado la contraseña.

O haya perdido mi habilidad

y no sea de mi mente dueña.

Entonces de que seré dueña,

si mi pasado he borrado.

Mi corazón es quien se empeña

en reavivar los pasos dados.

Se me agota la energía,

los días más largos parecen.

Se escapan las ganas y alegría

los tic tac conmigo fallecen.

Un buen día quizá ensordezca

y se me otorgue lo anhelado.

La memoria por fin me ofrezca

un último viaje al pasado.