La Voz Que Despierta

William26🫶

La Voz que Despierta

 

Dime, voz sin garganta,
¿quién te nombró jueza?

Yo no fui,
no fui...
no fui…

—Pero viste.
Y callaste.

Dame, conciencia amarga,
tu látigo de humo,
tu lengua sin carne,
tu risa sin dientes.

Dame tu látigo.
Hazlo girar.
Haz que sangre mi sombra.

—¿Recuerdas la noche del espejo roto?
Yo sí.
Yo siempre.
Yo soy la grieta.
Yo soy lo que no se borra.

No hables.
Me dueles.

—No me calles.
No me entierres bajo tus rezos.
Soy la duda que crece como hiedra
en el mármol de tu pecho.

No hay redención...
¿verdad?

—Hay memoria.
Y eso arde más.

Quema este cuerpo falso,
esta cara domesticada.
Hazlo ceniza,
hazlo grito,
hazlo juicio.

—Ya lo es.
Desde que abriste los ojos.
Desde que fingiste no ver.
Desde que abriste la boca
para tragar el silencio.

Entonces… ¿qué queda?

—Lo que siempre ha estado:
el eco.
El eco de ti.
Contra ti.
En ti.

Para acabar conmigo.
Para acabar contigo.
Para acabar con todo.

  • Autor: William26🫶 (Offline Offline)
  • Publicado: 31 de marzo de 2025 a las 00:04
  • Comentario del autor sobre el poema: Como autor de La Voz que Despierta, quise retratar ese momento íntimo y brutal en que uno ya no puede escapar de sí mismo. La conciencia —esa voz sin forma ni perdón— deja de ser un susurro y se convierte en juez. No hablo del arrepentimiento cristiano ni de la culpa social, sino de esa verdad que uno sabe y elige callar… hasta que arde. El poema es un duelo interno: no busca redención, busca memoria, porque a veces recordar es la única justicia posible.
  • Categoría: Reflexión
  • Lecturas: 15
  • Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, JAGC, EmilianoDR
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