En el brillo de tus ojos, donde la noche se enciende,
mi alma, con suave anhelo, tu piel cálida pretende.
Y en la dulzura de un beso, que el tiempo al fin nos entrega,
el cansancio y la pena se disuelven, cual sombras que la luz niega.
Como un amante eterno, a tu calor dulcemente unido,
mi amor, sin miedos ni dudas, a tu refugio ha sido atraído.
En cada suspiro tuyo, un edén de paz sin igual,
un verso en tu piel, marca de amor, nuestro lugar especial.
¡Bendito el instante sereno, la hora y el día,
en que tu amor, cual fuego suave, mi ser cobija!
Dulce encuentro, que mi alma en susurros de amor entona,
y en el abrazo de ternura y pasión, mi ser se corona.
Ayer, cual compañero fiel, tus labios al fin besé,
un instante anhelado, que en mi alma atesoré.
Y hoy, es un recuerdo que habita en mi corazón,
amor que jamás se marchitó, con un beso, te entrego mi pasión.
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Autor:
Edgardo (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 1 de abril de 2025 a las 00:58
- Categoría: Amor
- Lecturas: 9
- Usuarios favoritos de este poema: EDGARDO, alicia perez hernandez
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