Sigo en cama recostada sin poder abrir un ojo,
me pregunto: ¿Cómo termine aquí?,
de tanto extrañar,
de tanto sobre pensar,
de estas enormes ganas de morirme,
me tiemblan las manos y tengo ganas de vomitar,
mi culpa, es mi culpa,
no puedo tomar agua que vómito,
no tengo ganas de comer,
¡sáquenme de aquí!, de mi cuerpo un ratito,
quiero tomar el sol como lo hacía en la universidad,
quiero ser la parlanchina de clase,
quiero salir a caminar de la mano de mi amado,
reírme a carcajadas con mi amiga,
ser abrazada por mi papá,
quiero poder cocinar lo que quiera,
que se me cae todo lo que he construido,
y no puedo dejar de llorar,
no me tiren piedras que en verdad me duele,
me mata la cabeza, quiero huir,
me duelen los ojos,
no sabes cómo me duelen los ojos.
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Autor:
Tu novia eterna (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 2 de abril de 2025 a las 11:12
- Comentario del autor sobre el poema: Si desean conversar, me vendría bien lo necesito.
- Categoría: Triste
- Lecturas: 12
- Usuarios favoritos de este poema: Poesía Herética, Lorenzo13, Lualpri, nachosol, Josué Gutiérrez Jaldin
Offline)
Comentarios3
Poetisa has dejado unas pinceladas con colores muy tristes que tocan el alma, las palabras piden alivio, esperanza. Te deseo un día lleno de Bendiciones.
Te tiro un abrazo enorme, lucha y agárrate fuerte a este abrazo, piensa en todo lo que vales, tú eres quien importa. UN BESAZO
Mi estimada poetiza, no puedo decirte y muchos menos comparar mi dolor con el tuyo, jamás sentí lo que tristemente describes.
Pero sí, conozco y vivo a lado, de alguien que trata de salir adelante pese al mismo dolor que describes, de solo pensar en ello, vuelvo a un pasado que a toda costa quisiera olvidar, pero me retiene mansamente.
En fin mi estimada... ya saldrá el sol para tu tormenta, resiste un poco más, que no hay mal que por bien no venga.
Si quieres puedes hablarme, puedo oírte sin parpadear y sin juzgarte. Muchos dicen, que parezco un señor encarnado en un cuerpo joven, pero nah, simplemente aprendí a observar y escuchar y escuchar...
Un enorme abrazo, mi querida poetiza.
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