Destello

OscarCampos

 

Su memoria, una rama que aún no cae,

se quiebra, a veces florece,

su mirada ancestral,

una espera muda,

pero tiene lo suficiente para florecer,

es como el amor ya perdido,

solo se viste de silencio y hondura.

 

Sus manos débiles se aprietan,

para encapsular la niñez,

trepando ese árbol que aun esta.

 

La plaza,

habita entre mil ventanas,

antes, alimentaba sus juegos de niño.

 

Las ramas se mueven lentas,

la brisa o el viento no apuran sus hojas,

como alguien que solo está,

no necesita nada, sus pensamientos

tardan en irse

se enredan en la calma de las ramas.

 

Cada hoja que cae,

es un mantra que se escapa,

 un historial que se desprende

 que los habitantes decidieron no leer.

¿Para qué tener un mantra si todo parece esfumarse

en el olvido y las burbujas efervescente

diseñadas para la fugacidad?

 

El anciano espera al niño que fue,

trepó ese árbol,

declaró su amor frente a ese árbol,

Hoy, las ramas hablan del ayer…

 

Las hojas caen como poemas

sin destinatarios, para alguien:

Él está   

               el árbol está,

                                  ella no está.

 

En su mirada hay un destello de luna.

 

Pero la ciudad,

aprendió a no mirar.

 

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