¿Crees mi bien, acaso que alguna vez
pueda yo dejar de amarte?, aunque me vaya,
jamás dejaré la adicción a tu naturaleza,
el mar de tus ojos es de cristal que mientras me refleje
en ellos podré matar al dragón de mi torpeza;
me sugieres: "si algunos te preguntan por mí,
si algunos te dicen quién soy,
diles que soy tu amor, que estás en mí y yo en ti,
que estamos forjándonos de afecto
y que volamos en el jardín del ensueño
y que ahí nuestra ternura revuela
con las mariposas que a nuestro ímpetu besan";
te confirmo, amor mío, eres solamente tú la persona
que dirige la sinfonía de mis interiores, oh ser de grandeza,
tan de alguien más y tan para mí, la persona con más libertad
y prohibición, que vive en mí...
que tomándonos de la mano ignotamente recorremos senderos,
jamás podría mentirte si lees mis pensamientos,
si vivo en los tuyos no puedes fingirme,
y esta irrealidad supera a la realidad misma,
porque abarcamos ya nuestra eternidad;
a pesar de mi defectos me aceptas una y otra vez,
a pesar de mi imperfección me amas constantemente,
que como yo, sólo puedo encumbrarte, mi amor, perpetuamente;
nos amamos, mi bien, por eso cantemos juntos
las expresiones que sublimemente de tu alma nacen:
"dos trovadores somos, me dices, dos que sueñan y aman, con descontrol en la dimensión del alma,
tal como uno que adora en su pena y escribe de sus pesares
cantamos en el delirio del amor que soñamos y sentimos,
somos cual ángeles que viajan
en la dimensión del ser en su intangibilidad y exquisitez...
viajamos en la sublimidad de la ensoñación con su lirismo.
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Autor:
GDA (
Offline)
- Publicado: 5 de abril de 2025 a las 16:25
- Categoría: Amor
- Lecturas: 18
- Usuarios favoritos de este poema: Jose Soto, EmilianoDR, Hugo Emilio Ocanto, alicia perez hernandez
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