Lluvia seca.

Edwin Acosta Pena

Las flores despiertan después de la tormenta.

Se esboza la seña de tu sol al atardecer.

Me fascina andar con mis pies descalzos 

sobre la finura verde y olorosa hierba,

la violenta agua que bebe la tierra 

va por los arbustos de una arboleda inmensa.

El contacto mágico con el lila de los árboles

y mi introspección al invadir tus bosques,

mi poema inspirado que te hace el amor 

en un invierno de trinos bulliciosos.

Te mojan mis caricias que se tornan versos

en este laberinto de plantas perfumadas,

de alcobas de ramas que mojan la misma brisa,

espacio adornado con tus piernas blancas,

no puedo soñar algo más intenso,

algo más hermoso, que beber tu cuerpo con mis besos...

Y el reloj austero, de la mañana ciega,

cae como un rayo,

sobre lluvia seca.

©.

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