El surrealista se entrega
para morir y se esconde,
Buñuel lo hizo,
y como él
todos nosotros,
sus iguales,
sus distintos,
sus mentores y discípulos.
Nadie puede garantizarme
una felicidad perpetua
ni una invasión alienígena
ni una crisis en la Babilonia
de los zigurats
y de los días divididos
en horas, minutos y segundos.
Todo es una imagen especular
me dan, a partes iguales,
ataques de glamour y de alopecia
de caspa
de gripe
de histeria.
Se me sube la tensión
y la sonrisa
viene un golpe
y otro golpe
y una sartén por el mango
y una pintura de Magritte
con caras tapadas
por un trapo húmedo,
y un ferrocarril infinito
con paradas atenuadas
por la pena parpadeando
frente al necio cinismo.
Una coreografía de Busby Berkeley
me invita a bailar
a liberarme de mi misma
y a exorcizar todos mis demonios.
Me brotan alas
saliendo desde mi trapecio,
son alas fuertes
de mariposa gigante
son casi transparentes
tienen escamas brillantes
y colores metabólicos.
Hay tanta acidez en mi PH.
OLLIN
03/12/2017
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Autor:
Ollin (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 8 de abril de 2025 a las 10:53
- Categoría: Surrealista
- Lecturas: 13
- Usuarios favoritos de este poema: EmilianoDR, Paulo Cristodero, Poesía Herética
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