Los dioses sordos del tiempo

Apocrifo

 

Paseando en el último tramo del camino
maldigo a Cronos, inmutable y frío,
que se negó a detener el tiempo
cuando mi alma, ya sublimada,
exploraba insaciable los manantiales
que nacían dentro de tu beso.

Miro atrás al brillo frío
de los charcos de lágrimas,
de los pétalos de sonrisas
que cayeron de tus labios,
que quedaron en el camino
y nos empujan los pasos
como aullidos de lobos
que nos impiden volver.

Eternidad de la ilusión del amor...
fragancia efímera de un sueño eterno,
quedémonos a vivir en ese instante,
donde tus labios eran universo
y mi sed, un viajero sin regreso.

Pero no hay retorno.
Solo queda avanzar,
desnudos de promesas,
heridos de memoria,
erguidos como ruinas sagradas
que aprendieron a resistir
el vendaval de los días.

Porque amar también es esto:
caminar cuando el corazón sangra,
y no pedir clemencia
a los dioses sordos del tiempo.

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