Tu espalda es la página donde me pierdo,
tus hombros, las márgenes de mi querer,
tu cuello es el verso donde muerdo
las dudas, los miedos, y vuelvo a nacer.
Tus labios son tinta que fluye en exceso,
que mancha mi boca de verbo carnal,
y el centro bendito que escondes sin rezo
es cláusula ardiente de un bien inmortal.
Tus muslos, dos rimas que chocan sin tregua,
y en su consonancia yo hallo el temblor;
tu vientre es el punto que firma mi lengua,
y escribe en tu piel mi nombre y sudor.
Tú eres mi canto más alto y prohibido,
mi verso más torpe, mi rima mejor,
mi párrafo herido, mi acento vencido,
mi tinta sagrada, mi fuego y mi flor.
Tus dedos son comas que frenan mi instinto,
tus piernas, paréntesis de redención,
y tus ojos, dos signos de un libro extinto
que solo yo leo con perdición.
Tu aliento, preludio de estrofa infinita,
tu risa, un epígrafe de luz tenaz,
y el roce sutil de tu voz bendita
es prólogo y rezo... y juicio, y paz.
Te juro que a veces no entiendo el poema,
y aunque me confundes, lo quiero siempre leer;
porque en tu locura, tu ruina, tu emblema,
yo hallo el motivo más bello: creer.
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Autor:
El Corbán (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 9 de abril de 2025 a las 13:43
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 19
- Usuarios favoritos de este poema: Sol_, JAGC, Francisco Javier G. Aguado 😉, Sergio Podadera, Santiago AlboHerna, Mauro Enrique Lopez Z., EmilianoDR, MISHA lg
Comentarios2
intenso, jugado, muy lindo poema Miguel
Gracias mi amigo, saludos.
Gracias amigo El Corban.
Aunque no entendamos y creemos nos ayda a crecer.
Saludos
Gracias Emiliano, saludos amigo
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