De los árboles frondosos caen aceitunas,
frutos secos con aceite en el alma;
los cuales me invitan a recostarme,
en la hierba que pinta la calma.
Arrojo el sombrero viejo y harapiento,
abusado por la mordaz travesía;
cual generó una voraz necesidad,
de eternos besos, amor y poesía.
Sediento estoy, oh, ¡qué sitibundo!
en el tétrico desierto resido;
pero no donde riñen los cactus,
sino en la pérdida del sentido.
En cansancio y en plena agonía,
vislumbro de un cisne la silueta;
una figura que palpa la amapola,
con su fulgurante vestido violeta.
Reboté del suelo que me amarraba,
por sus ojos celestes e insondables;
cabello primaveral y almidonado,
¡sus mejillas de cristal venerables!
Se acerca para brindar apoyo,
con manos cálidas y pura cortesía;
su fragancia me elevó al oasis,
de la esmeralda y la grata fantasía.
Me dio agua, pero seguí con sed,
me brindó pan, pero seguí con hambre;
prestó su abrigo, pero seguí con frío,
¡era la seca miel del enjambre!
Nada saciaba la carencia interior,
que me corría hasta el hueso;
hasta que brillaron mis pupilas,
por su flamante e intenso beso.
Sus melifluos labios tocaron los míos,
acariciándolos hasta manosear mi aliento;
produciendo un impetuoso manantial,
donde fluía el deseado sentimiento.
¡Qué torrente diluvio del besucar!
Mi corazón por entero se sonroja;
los nervios se apoderan del idilio,
del terremoto que retumba la hoja.
¡Quédate conmigo, rico néctar!
Ya no importa mi principal destino;
he hallado mi perenne paraíso,
cual hace olvidar mi antiguo camino.
Rechazo mi riqueza y sombrero,
pues mi fortuna es tu cabello;
intercambio la pisada aventurera,
por el boleto a besar tu bello cuello.
Pero te has esfumado por vapor,
¡desapareciste como fantasma!
Empero, recordaré tus caricias,
cual el amor a mi alma plasma.
Tomo mi sombrero, y sigo la vereda,
me llevo amoríos siendo forastero;
mi deleite fue mejor que el romero,
en la tierra donde fui extranjero.
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Autor:
Uriel Tiglat Pileser (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 9 de abril de 2025 a las 17:00
- Comentario del autor sobre el poema: \\\"Forastero en tus besos\\\" es un poema escrito con el alma, con el deseo de un encuentro que satisfaga uno de los anhelos más profundos de la humanidad: el amor que despierta los oasis en los desiertos existenciales y transitorios de nuestras vidas.\r\n\r\nEl forastero llega cansado de su travesía vivencial, y nada lo satisface por completo, sólo cuando halla a la damisela violácea del viento, quien le ofrece pan, agua y abrigo; pero solamente su beso pudo calmar su más honda sed. Sin embargo, cuando se sentía realizado, la doncella desaparece como fantasma, obligándolo a salir de la tierra donde fue extranjero, pero ya no siendo forastero en su propio ser. \r\n\r\nEste poema representa el anhelo del amor y el encuentro entre las almas que, aunque efímero, siempre nos deja una marca que nos transforma para siempre.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 16
- Usuarios favoritos de este poema: Uriel Josías Feliz Aquino, JUSTO ALDÚ, La Hechicera de las Letras, Mauro Enrique Lopez Z., Josué Gutiérrez Jaldin, alicia perez hernandez
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