Por Mil Noches

 Por Mil Noches

Me perdería contigo en el mundo que creamos, donde el humo de nuestros cigarrillos se mezcla con el aire, formando figuras que solo nosotros entendemos. Hay algo en esos momentos que compartimos, en esa rutina de encender, fumar y conversar, que hace que el mundo allá afuera desaparezca. Cuando estás a mi lado, cada cigarrillo se siente como un pacto silencioso, una promesa de que no importa lo que pase, esas noches serán nuestras, serán noches eternas.

Es tu risa la que rompe la calma, tus ojos los que brillan más que las luces lejanas en la ciudad. A veces me quedo mirándote mientras hablas, mientras fumas, y me doy cuenta de que no hay ningún otro lugar donde preferiría estar. Tu presencia tiene algo adictivo, como el mismo humo que llenamos en los pulmones, pero mucho más profundo, mucho más real.

Cuando el frío de la noche nos envuelve, tu calor lo disuelve todo. Esa forma en la que acercas tu mano, ofreciendo un cigarro o simplemente buscando algo que ni siquiera sabes qué es, me recuerda que no solo compartimos el humo, sino también el instante, lo intangible. Hay algo mágico en saber que ambos estamos ahí, en ese momento, como si la noche se hiciera eterna para nosotros.

Y aunque mañana sea incierto, aunque las luces del amanecer quieran apagar lo que la oscuridad nos regala, te buscaría una y otra vez, como quien enciende otro cigarro cuando el anterior ya se terminó. Porque contigo, el tiempo no importa. Porque contigo, esas noches podrían repetirse mil veces, y aún así no serían suficientes.

Por mil noches más, por mil horas más, por todo lo que somos cuando la noche nos cubre y solo quedamos tú, yo y el humo flotando como testigo de lo que no podemos explicar. Por mil noches más, porque contigo, cada instante sabe a eternidad…