No te dejé de amar,
pero el amor —como ciertos trenes—
pierde estaciones sin avisar.
A veces regresa
a dormir bajo mis costillas,
otras veces camina descalzo por mi lengua
buscando dónde quedarse,
pero ya no encuentra casa.
Caminaste conmigo más allá de mis fuerzas,
dejaste en mis manos
las ruinas de una ternura maltratada
y la dignidad —esa perra orgullosa—
lamía sus heridas en silencio.
Elegiste un camino que no pisé contigo.
Y aunque aún te pienso con ternura de mendigo,
ya no estoy dispuesto a romperme por nadie.
El amor no se extingue,
pero aprende a no rebajarse.
No quiero que te duela.
No deseo el castigo,
solo que veas
que también merezco un refugio
donde no me estallen los espejos.
Seguiré siendo quien carga con lo dado,
quien sostiene lo que queda de, sí sin disfraz.
Vos harás lo mismo,
cada quien con su abismo y su lucidez prestada.
Y si esta línea se rompe,
no será por falta de amor,
sino porque, en la ciudad que nos habita,
finalmente aprendí
a llamarme por mi nombre
sin miedo a estar solo.
En esta calle sin esquinas,
la autenticidad cuesta más que el oro,
y sin embargo,
aquí estoy,
desnudo de promesas,
pero limpio.
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Autor:
Milber Fuentes (
Offline)
- Publicado: 10 de abril de 2025 a las 21:59
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 13
- Usuarios favoritos de este poema: Milber Fuentes, JAGC
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