Elegía crepuscular de la sublimación espiritual

Javier Julián Enríquez

Cuando el zafiro etéreo, transmutando

la efímera quietud del occidente,

desgrana su esplendor incandescente

en cúspides que yacen expirando;

 

un ánima silente, bordeando

los límites del piélago inclemente,

asciende por la roca omnipresente,

sus íntimos pesares desgarrando.

 

Ni el águila en su vuelo alcanzaría

la altura donde el ser, transfigurado,

trasciende la mortal melancolía;

 

mientras su sino acerbo, transformando

el férreo designio del pasado,

se funde con el véspero menguando.

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Comentarios10

  • EmilianoDR

    Amigo Javier Julián, que gran entrega haces hoy al portal y a tus lectores. Es un soneto que piensa con imágenes y siente con ideas. Digno de ser leído en voz baja, al caer la tarde.
    Saludos cordiales y gracias por tus letras. Mis respetos amigo.

    • Javier Julián Enríquez

      Amigo Emiliano, recibe mi más profunda y sincera gratitud por la lectura del poema y estimado comentario.
      Un cordial saludo y un fuerte abrazo.

    • Gonzalo Márquez Pedregal

      Como siempre un placer leer ,
      tus poemas y viertes en ellos
      ternura sabiduría ,alma y pasiones .
      En verdad eres un mago de la palabra .
      saludos paisano, un abrazo .feliz semana santa .

      • Javier Julián Enríquez

        Amigo Gonzalo, muchas gracias por la lectura del poema y estimado comentario. ¡Que tengas una buena Semana Santa! En Valencia, celebramos la Semana Santa Marinera.
        Un cordial saludo y un fuerte abrazo de tu paisano

      • JUSTO ALDÚ

        Soneto de corte clásico despliega un lirismo elevado y una dicción exquisita que se siente casi mística. Desde el primer cuarteto, la imagen del "zafiro etéreo" transmutando la "efímera quietud del occidente" introduce al lector en un atardecer que ya no es meramente físico, sino espiritual y simbólico.

        El uso de un lenguaje elevado —"ánima silente", "piélago inclemente", "véspero menguando"— contribuye a una atmósfera solemne y es evidente.
        No solo se lee, sino que se contempla. Una obra de gran belleza formal y hondura espiritual, donde la palabra se vuelve puente entre lo terrenal y lo eterno.

        Un placer leerte,

        Saludos

        • Javier Julián Enríquez

          JUSTO, muchas gracias. Mi más sincero agradecimiento por la lectura del poema, así como por las valiosas observaciones y el excelente análisis.
          Un cordial saludo y un fuerte abrazo

        • alicia perez hernandez

          Tus bellos versos son una sublimación espiritual... en sublimes de bellos versos que aprecio en su lectura. Saludos poeta

          • Javier Julián Enríquez

            Muchas gracias, Alicia, por tus bellas palabras y estimado comentario.
            Un cordial saludo y un fuerte abrazo

          • Antonio Miguel Reyes

            Un soneto lleno de valores como ecos culturales. Que por herencia
            se ve el zafiro (alma, perla) sosegada acabando en lo alto del deseo para desplomarse
            vuela tan alto que el pasado no la deja achicar la dicha de su pensamiento.
            Con mas interpretaciones por su gran calidad en la escritura.
            Muchas gracias.
            Un fuerte abrazo.

            • Javier Julián Enríquez

              Antonio Miguel, expreso mi más sincero y profundo agradecimiento por tu lectura del poema y valioso comentario. Recibe un cordial saludo y un fuerte abrazo, manifestando mi gratitud por tu atención y dedicación.

            • ElidethAbreu

              Mi querido Javier, tu soneto es una joya lírica de gran altura, donde la forma clásica se convierte en vehículo de una experiencia casi mística. Cada verso vibra con una intensidad serena, construyendo una imagen del alma que se eleva desde la sombra hacia la luz, desde la materia hacia lo eterno.

              El poema abre con una visión celeste poderosa —el “zafiro etéreo”— que no es solo un cielo al atardecer, sino un símbolo de transformación espiritual. La luz que desgrana no ilumina: transfigura. Hay una belleza crepuscular que no muere, sino que asciende.

              La segunda estrofa ahonda esa ascensión con una sensibilidad casi metafísica: el alma silente sube entre rocas, desgarrando sus penas. La lucha interior se funde con el paisaje cósmico. Hay ecos de misticismo, de soledad contemplativa, y de redención.

              El terceto final corona esa travesía con una grandeza contenida. El vuelo no es físico, sino del ser; el alma alcanza una altura que ni el águila, símbolo supremo de lo elevado, puede tocar.

              El cierre es magistral: ese “véspero menguando” no es un final, sino una fusión, un descanso luminoso donde el destino ya no pesa, porque ha sido redimido.

              Mis abrazos desde la distancia y gracias por este regalo a las letras del alma.

              • Javier Julián Enríquez

                Querida Elideth, quiero expresar mi más sincero agradecimiento por tu valiosa contribución. Tu análisis, caracterizado por su rigor y belleza, ha enriquecido significativamente la comprensión del tema en cuestión. Asimismo, tus observaciones han conferido al poema una nueva dimensión interpretativa, realzando su significado intrínseco. Agradezco sinceramente tu dedicación y el impacto positivo de tus comentarios en este sentido.
                Un cordial saludo y un fuerte abrazo

              • Edu OZ

                La melancolía es un estado extremo creo en lo personal que debemos huir de ella, pero a veces es inevitable y la única manera de superar la es vivirla primero y después querer dejarla atrás hermoso poema lo disfrute

                • Javier Julián Enríquez

                  Edu OZ, mi más sincero y profundo agradecimiento por tu lectura del poema y valioso comentario.
                  Un cordial saludo y un fuerte abrazo

                • Lucy Quaglia

                  Tu poema me hace acordar el ritmo de los poemas de Rafael Obligado.
                  Genial!

                  • Javier Julián Enríquez

                    Lucy, muchas gracias. Expreso mi más sincero agradecimiento por la lectura del poema y valioso comentario.
                    Un cordial saludo y un fuerte abrazo

                  • Lincol

                    Tus versos son una meditación lírica sobre la búsqueda de la sublimación espiritual en el ocaso de la existencia o de una etapa de la vida. Utiliza la belleza melancólica del crepúsculo como telón de fondo para explorar el anhelo del alma por liberarse del sufrimiento, ascender a un estado superior de ser y trascender las limitaciones de la mortalidad.

                    Encantado de leerte.
                    Saludos cordiales.

                    • Javier Julián Enríquez

                      Lincol, muchas gracias. Expreso mi más sincero agradecimiento por la lectura y el análisis del poema, así como por las valiosas observaciones.
                      Un cordial saludo y un fuerte abrazo

                    • El Hombre de la Rosa

                      Tu preciada pluma borda las estrofas de tus versos poeta y amigo Javier Julian Enriquez
                      Saludos afectuosos desde Torrelavega
                      El Hombre de la Rosa

                      • Javier Julián Enríquez

                        Amigo Críspulo, muchas gracias. Expreso mi más sincera gratitud por su lectura del poema y estimado comentario.
                        Un cordial saludo y un fuerte abrazo desde València



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