Y dices que crees en el amor?

Dices que crees en el amor,  

pero hablas de la mujer como si fuera traición vestida de piel,  como si su alma fuera trampa,  como si su ternura tuviera doble filo.  

Te escucho, y me duele.  
No por mí —por lo que tú te estás negando.  
Porque si dices buscar amor,  
¿cómo lo esperas recibir si te niegas a respetarlo?  

Callas cuando otro hombre la reduce a un cuerpo,  cuando la insulta, la deshonra,  
y tú, con el silencio en los labios,  
te vuelves cómplice del desprecio.  

Y aún así esperas que una mujer te ame de verdad?  
Que te mire con los ojos limpios del pasado,  
que te abrace con las manos libres de rencor,  
que te crea, cuando tú mismo desconfías de su alma.  

El amor no vive en el juicio ni en la burla,  
no crece en tierras donde se siembra duda,  
no florece donde la mujer es sospechosa  
por el simple hecho de ser mujer.  

Si en verdad crees en el amor,  
aprende primero a honrarlo.  
Porque tal vez esa mujer que callas,  
es quien venía a sanarte con su verdad.