Una celda muy íntima

Haz Ámbar

Veo delante el camino perderse en sus curvas, los días que han sido

y muchas cosas ambiguas. Desolación de estas sílabas que dicta el silencio;

sin sentimientos las grita para que yo pueda oírlas profundo en mi templo:

la mente, que aunque aguante su asfixia será siempre inerte

una celda muy íntima. Suficiente terapia me parece salir a la vida 

para agradarle a quien diga que nada me falta para encontrarme en verdad,

yo solitario entre más niños huérfanos que la rutina atosiga.

 

Alquílame el alma al madrugar por mi lado la inmensidad incendiada

de alguna otra cápsula vagabunda entre incógnitas tantas 

que mismo yo decaigo sin fórmula para después ser nuevamente de carne 

e irradiarla como se supone de alguien vulnerable a estas selvas 

donde bocas hambrientas mastican su rabia contra cualquiera de arriba.

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