Entre lapidados y herejes

karonte

En la plaza arden antorchas viejas,

 

los ojos juzgan, la lengua no reza;

 

y en cada esquina, la historia se quiebra

 

bajo el silencio de alguna promesa.

 

Los lapidados caminan sumisos,

 

con fe en cadenas, de rostros vacíos;

 

repiten rezos con labios partidos,

 

temiendo al fuego, temiendo al castigo.

 

Los herejes, sucios de luz prohibida,

 

con cicatrices talladas por vida,

 

se ríen fuerte, burlando la herida,

 

y abrazan sombras con alma encendida.

 

Uno es refugio, el otro es abismo,

 

uno es castigo, el otro es sí mismo.

 

Y yo, entre ruinas, decido el hechizo:

 

prefiero el riesgo que el falso bautismo.

 

Pues si callar es salvar la apariencia,

 

yo grito alto mi propia sentencia.

 

No quiero tronos ni santa indulgencia:

 

yo elijo el fuego… con toda conciencia

.

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.