Llueve, hace calor y la tierra empuja,
y la labor permanece ante la esperanzada
mirada de esta mujer que trabaja, que
labra en el valle del Cauca,
que llora, que sueña, que ama a esta su
futura tumba, la de sus ancestros, la de su amor
tanto tiempo ausente; temor a violencia.
Mientras, el azul cielo de espesas nubes se cubre,
el aguacero moja su cuerpo, su ropa dibuja
un deseado contorno,sus caderas, sus senos;
los surcos de tierra mojada y sus deseos
fluyen, y respira profundo mientras una cascada de agua
salpica e inunda su profunda devoción a la tierra suya del Cauca
labrando sobre la desigualdad.
Lejos, me mira, me reconoce pero duda. Y corre hacia mí sonriente
alegre tras la dilatada lejana ausencia.
Un rayo ilumina el valle de las casas bajas y se estrella
en el bosque de la cordillera andina; A mi gordita
el calor de su cuerpo me tiene tragado, el perfume
añorado me derrite la memoria, el barro en sus manos,
el cítrico aroma a flor de café.
Y ahora, con renovada plata, nuestro amor florecerá entre
los surcos labrados en esta agradecida tierra criolla.
Y, a la luz de la luna nuestro sueño fluye entre recuerdos,
entre besos, entre el roce del lubricante éxtasis.
Mañana con mi bella y su ñapanga bailaremos una cumbia
con mi sombrero vueltiao, y un refrescante cholao,
con mucho hielo a congelar nuestra andina subsistencia;
y ahora el Condor pasa.
¡Y ella, bien lo sabe, mi amor en igualdad y sin violencia en el Cauca!
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Autor:
Leoness (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 13 de abril de 2025 a las 09:14
- Categoría: Amor
- Lecturas: 8
- Usuarios favoritos de este poema: Augusto Fleid, rosi12, WandaAngel
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