Son laureles locos peregrinos
salvajados flecos del destino
tierra y savia que deambulan
trashumante trazo del camino
lugares mil, etiquetas de sus vinos.
Son acacias que doblegan los colores
encendidos aromas y sabores
sinestesian rabdomantes intestinos
los secretos de todos mis amores
todas ellas corazones argentinos.
Sus recuerdos cercanías y futuros
magicando saberes construidos
de labores saben bien los segunderos
van girando y pasan inadvertidos
roban años en pasados prematuros.
Son historias que observadas se conjugan
no se viven cuando sólo se relatan
hay manera de torcer... romper la hoja
pluma y tinta vez primera se silencian
no las cuenten, no escriban... solo vivan.
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Autor:
Gustavo Affranchino (
Offline)
- Publicado: 14 de abril de 2025 a las 00:07
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 12
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, EmilianoDR
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