Los caminos invisibles

William Pérez Mederos

 

Nada nos dice

cuál es la ruta correcta.

A veces el corazón late fuerte

sin saber si es por miedo o por verdad.

Vivimos entre señales confusas,

días que no explican nada

y preguntas que duermen bajo la piel.

El ayer pesa,

el mañana asusta,

y el presente apenas se sostiene

entre suspiros.

Pero aún así, caminamos.

Aunque no veamos el suelo,

aunque dudemos de todo.

Porque dentro de nosotros

hay una chispa terca

que insiste en creer

que algo bueno espera más adelante.

Y esa fe,

aunque incierta,

nos empuja a creer que sin duda habrá un amanecer mejor.

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