El Piano y La Guitarra

Marvin Ramirez

La melodía melancólica del piano y la guitarra llenan el aire,

sus notas persistentes como un eco de tristeza que se niega a desvanecerse.

La nostalgia se aferra a cada rincón de esta habitación,

una presencia palpable que se entrelaza con las sombras y el silencio.

Un frío penetrante se filtra por las rendijas de las ventanas,

acompañado por una soledad abrumadora que se asienta en el corazón de la casa.

 

Cualquiera que escuche el lamento de la guitarra podría

jurar que llora por una pérdida irremplazable,

sus cuerdas vibrantes expresando un dolor que las palabras no pueden abarcar.

Cada nota parece un suspiro, un eco de un corazón roto que busca consuelo en la música.

 

El piano, con su teclado de marfil, gime en la soledad,

sus teclas pulsadas por dedos invisibles que evocan una melodía teñida de desesperación.

Cada acorde resuena en el vacío, un recordatorio constante de la ausencia que impregna el ambiente.

 

Incluso la golondrina, posada en el alféizar de la ventana,

parece sucumbir a la tristeza,

bajando la cabeza y emitiendo un suspiro tembloroso.

El cielo, una vez azul y lleno de promesas, ahora se muestra gris y sombrío,

reflejando la desolación que reina en el interior.

 

El mundo, antes vibrante y lleno de color, ha perdido su brillo,

sus tonalidades apagadas por un velo de tristeza.

Los sueños y las ilusiones, otrora brillantes y llenos de vida,

ahora yacen marchitos y moribundos en este lugar donde la esperanza parece haberse desvanecido.

 

El vacío se ha apoderado de cada rincón,

llenando el espacio con una presencia opresiva que sofoca cualquier intento de alegría.

Es un abismo insondable que amenaza con devorar todo a su paso,

dejando solo la desolación y la desesperanza a su paso.

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