Sin sintaxis

Elizabeth Maldonado Manzanero

A menudo, las palabras

son más densas de lo que aparentan

no son completamente verdad,

pero tampoco mentira 

solo son supuestos de quien las aspira.

 

Fluctúan, en el viento, significan:

Paraísos que parecen eternos,

la condena, el infierno y mucho más…

Viajan libre y esclavizan  

Atestiguan las promesas de mar.

 

Se disfrazan o se visten de etiquetas:

sustantivos, adjetivos, determinantes,

clasificadas, ordenadas, obedientes.

Pero ¿cómo se puede clasificar el amor?

si ese no entra en diccionarios.

 

Tu "te amo" no fue pronombre,

la conjunción que nos unió

es hoy una triste preposición: sin.

No puedo dividir el discurso dicho

en simples o compuestas palabras.

 

¿De qué me sirven los lexemas,

si cada uno suena a traición?

Que la sintaxis se rompa,

y que se pierda el sentido

de mi razón para vivir la vida.

 

No importa si fue palabra llana,

o aguda, o si el adiós se deslizó

suavemente en la última sílaba

igual corto con filo escondido en voz,

de quien no quiere herir.

 

La sobreesdrújula fue sentencia

y el imperativo rompió el corazón

su acento fonológico partió mi ilusión

sin importar el tiempo verbal

este se fue a infinito que se repitió.

Tu amor fue un monosílabo,

uno en un millar que encendió mi fe,

y una bisílaba que sembró mi esperanza

pero fue la trisílaba del huracán

la que borró tu amor del mapa.

 

Que se calle la semántica,

que se hunda la pragmática,

si ya nos separó

el más cruel de los signos:

el punto final.

 

Las palabras, dicen,

se dividen en categorías

y toda esa parafernalia académica

que no sirve de nada

cuando te dicen adiós

 

Que si determinante, conjunción,

preposición y que sé yo…

triste filólogo del cariño,

que clasifico de eterno

como error de principiante

lo que será para ti un recuerdo.

 

No pude etiquetar tu adiós

ni por su morfología ni por su sintaxis:

es más complejo que un verbo irregular,

más frío que un abstracto sustantivo

más fiero y duro que el dolor más fulminante.

 

Acentuaste la despedida

como si el tono hiciera a la herida

más elegante, hasta en eso

gramaticalmente impecable.

¿Y yo, qué hago ahora con los fonemas

que pronuncian tu nombre en mi cabeza?

 

Al diablo la gramática

Tú y yo fuimos sintaxis rota,

el verbo amar perdió su raíz,

y mis lágrimas, su estructura

que se derraman en presente continuo.

  • Autor: Isel (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 17 de abril de 2025 a las 13:58
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 5
  • Usuarios favoritos de este poema: Lualpri, EmilianoDR
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