Toma mi mano una vez más y bailemos por última vez.
Rompe el color blanco de mi pecho y deja gotear la sangre.
Rompe, rompe, rompe esta máscara que nos agota con fuerza.
Estoy harto de ahorcarme sin darme cuenta y asumir la culpa.
Seguirás desaparecida en un espacio donde siempre nos dividimos.
Nuestras sonrisas reciben la luz de un sol que quema nuestra piel.
Bailamos sin soltarnos, pero nadie puede vernos caer al infierno.
Eres tan hermosa cuando maldices y dices lo que sientes, querida.
Cada paso toca el fuego de un sentimiento abriéndose en nuestro ser.
Estamos vivos, pero sabemos que no estaremos juntos siempre, querida.
Los demonios ya no dañan; los perros muerden a los hombres de blanco.
Quema, quema, quema... pero seguimos bailando hasta nuestra muerte.
Este poema se ha roto; sus líneas son decadentes hasta sentirse tan reales.
Bésame, querida, quiero sentir tu piel antes de caer al abismo llamado “tú”.
El amor se transforma cada vez más, pero tranquila, esto no es apego mortal,
porque contigo no me complemento, contigo soy algo extremadamente loco.
Me siento vivo y feliz; nunca imaginé abrazar el infierno y sentirme en casa.
Ya no huyo de mis pecados, porque no es como si mis pecados me mataran.
Los perros ladran cuando pecan más que el cuerpo herido y manchado.
Me he levantado, y vuelvo a rugir contra las sombras sin rostro que me despreciaron.
Bailemos hasta morir, pero no morir físicamente,
porque aún tenemos mucho por hacer, por gozar, por descubrir...
Sigamos bailando, sin miedo a equivocarnos.
-
Autor:
Tephros (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 19 de abril de 2025 a las 22:06
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 2
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.