"Fe es dar el primer paso aún cuando no puedes ver la escalera completa"
Martin Luther King
Soneto a Cristo crucificado
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
Santa Teresa de Jesús o anónimo
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Autor:
SANTIAGO ALBOHERNA (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 20 de abril de 2025 a las 17:44
- Comentario del autor sobre el poema: Este poema de Santa Teresa de Jesús o de alguien anónimo, es quizás el poema más bello que pude haber leído en mi vida, y x eso, en este DOMINGO DE RESURRECCION lo comparto. Ese mismo Dios q resucitó a Jesús de los muertos, q hizo el cielo y la tierra, y q nos da vida a cada instante, es el mismo Dios todopoderoso y perdonador, q puede responder nuestros ruegos y hacer milagros, HOY. FELICES PASCUAS AMIGOS !!
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 18
- Usuarios favoritos de este poema: Lualpri, 🌼⚘María García Manero ⚘🌼, JAGC, Josué Gutiérrez Jaldin, ElidethAbreu, pasaba
Comentarios3
Lo había leído hace tiempo y no lo recordaba. Gracias por traerlo.
Es realmente hermoso.
Un saludo afectuoso, Santiago, y abrazo cálido.
MARIA, muy estimada, gracias x tu visita y tus palabras. Abrazo grande.
Gracias mi queryido Santiago.
Este poema, atribuido tradicionalmente a San Juan de Ávila o a un autor anónimo del Siglo de Oro, es una declaración profunda de amor desinteresado hacia Dios. Lo que lo hace poderoso es su rechazo explícito de cualquier motivación egoísta: no se ama a Dios por recompensa (el cielo), ni se le teme por castigo (el infierno), sino simplemente por lo que es y por lo que ha hecho.
El centro emocional del poema es la imagen de Cristo crucificado: un Dios que sufre, que es herido y humillado. Esa imagen conmueve al hablante hasta el punto de mover su voluntad, su amor y su temor, no por conveniencia, sino por una respuesta auténtica a ese sacrificio.
El último terceto lo resume todo: el amor a Dios no necesita de promesas ni de amenazas. Es un amor libre, absoluto, que no exige nada a cambio. Esa es la belleza y la fuerza de este poema: expresa una fe madura, pura, que se basa más en la entrega que en el interés.
Abrazos.
Eli, gracias x la visita y el comentario, completísimo y claro. Gracias, y Felices Pascuas !!
Un poema dulce y fuerte como la pluma que lo plasmó.
Gracias por editarlo en tu bellísima página.
Un abrazo Santiago y toda mi simpatía.
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