El Día Que Ella Me Salvó

No supe cómo ni cuándo, pero ella me salvó. No sé cuándo apareció en mi vida, pero se quedó aquí y no quiero sacarla nunca. Antes pensaba que había conocido al amor de mi vida, pero no creo que haya sido algo más que una ilusión de un adolescente inexperto y con una capacidad limitada del amor. Y ahora, siendo un adulto con capacidad limitada del amor, me doy cuenta de que probablemente me equivoqué y que ahora sí he conocido al amor que quiero en mi vida. Pero ella no me ama, al menos no creo que de la misma manera en la que yo a ella. ¿Duele, no? Querer tanto a alguien que estés dispuesto a sacrificar tu felicidad por la de esa persona.

Aunque tampoco te puedes mentir: quieres luchar por ella, quieres hacer más de lo que puedes y darías lo que fuera por poder estar ahí abrazado a una persona que, no sabes cómo, pero se metió hasta lo más profundo de tu ser. Y duele más estar aquí escribiendo esto, porque es como recordar tu fracaso y después plasmarlo. ¿Es muy de perdedor? Probablemente, pero ¿Y qué? De todos modos, yo ya sabía que lo era. ¿Qué más da que se entere el mundo? Hoy en día eso es lo que admira la sociedad.

Un día sin rumbo y sin camino claro por el cual andar, se apareció en mi pensamiento. Dudaba en llamarla, escribirle o mejor quedarme así, con un viaje astral debido a la hierba mágica que había entrado en mi sistema. Adivinaron: le hablé, y fue la mejor decisión que tomé en uno de los días más lamentables de mi vida. De un momento a otro, estaba alistándome para salir con ella y, como si no padeciera ningún trastorno mental que debilitara mi mente, salí disparado. ¿Qué esperaba? Solo verla, y con eso tenía para mejorar mi día. Ese era su poder, que a la vez es mi maldición. En efecto, como aquella frase de esa famosa película.

A pesar de todo, ella me salvó y me salvará todos los días. ¿Cómo? Simplemente existiendo y teniendo su presencia en mi muy lamentable vida. A veces me pregunto por qué creo ser merecedor de una persona así, y la verdad no tengo una respuesta. Simplemente, mi corazón está en ese 1.50 de puro amor.