Sagrada la voz animada y sin batalla
que levanta un paraje de angustia célebre,
una roca al borde de lo impresionante,
una chispa inconquistable que se apaga despacio.
Sagrada la voz del manifiesto mellado
donde la palabra surge
al girar un umbral de caricias,
una imagen marca una hora monumental,
una grieta abierta.
Voz, unánime en el
brillo tibio donde se mueve el esplendor,
sale hacia tu costado y pinta la musitada luz,
hacia las orillas amatistas de tus venas,
de tu mirada,
hacia la esfera de rostro sincero
que aguarda tu regreso.
Sagrada la voz del dicho y del hecho
que recoge la solemnidad
de tu pecho sellado por anhelos que no hablan;
la que acaricia lo breve en los claveles
del destierro,
de tu alimento sencillo;
la que enciende el gesto mínimo
—ajustar la cinta de tu zapato—
y lo vuelve eterno.
Ivette Mendoza Fajardo
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Autor:
Ivette Urroz (
Offline)
- Publicado: 21 de abril de 2025 a las 22:28
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 2
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