Le explico, su señoria...
soy culpable.
Tan culpable como el sol,
que abandona cada tarde
sin mirar atrás al mundo que deja frío
Fui autor de la toma del palacio de su alma,
fue victima de frases subversivas,
alteraron el orden que gobernaba su sentir,
encarcelé cada latido que vagaba sin rumbo,
sin defensa, sin consigna.
De eso se me acusa,
y eso lo acepto.
Pero no reparo
en dar espacio a el lodo
que la prensa escupe
a márgen de mis pasos.
Hoy al estado fallido
le ponen mi nombre como causa,
no seamos esquivos a la verdad, su señoria,
el país ya sangraba
antes de que yo blandiera mi bandera.
Me hice ciudadano,
y en sus montes hice casa
y como campesino que ara su tierra,
yo trabajé para salvar la patria.
Y me duele, su señoria.
me duele que me llamen ruina
de lo unico que amé.
Mas sin embargo entiendo...
No soy persona grata,
tan claro como cristal fino
es que en mi exilio,
mi imagen la han manchado,
Instituciones que fundé no me recuerdan,
avenidas que tracé llevan otro nombre,
en escuelas que construí,
me enseñan como villano.
y su señoria... lo acepto
que como a Erostrato
se condene mi memoria,
no me importa...
sostengo mi exilio voluntario,
pues antes del castigo,
mi presagio encontró asilo,
lejos de frontera,
para que no declaren guerra.
mi causa dejó de ser ella...
para ser yo.
Su señoria, puedo aceptar cargos.
Que se me castigue,
Si en mi memoria hay huella del acto.
Que se me juzgue como tal, si se quiere,
cómo traidor al orden que no sentía,
insurgente que actuo al margen del amor
pero que conste, su señoría,
que en sus actas rece cuál epitafio:
La revolución fue sincera.
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Autor:
Gonzalo Gomez Guzman (
Offline)
- Publicado: 22 de abril de 2025 a las 23:57
- Categoría: Amor
- Lecturas: 1
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