Mi amor no es tierno, ni joven, ni suave,
es como un colchón viejo… que ya no cabe.
Cruje al moverse, huele a medicina,
y en vez de sábanas, hay una faja encima.
El deseo ya no llega en oleada ardiente,
llega lento… como prótesis de un paciente.
Y si se enciende la llama en la cama,
¡hay que estirar primero, o se apaga el drama!
Ella me dice: “¿Estás listo, guerrero?”,
y yo busco el ungüento en el cajonero.
“¿Dónde dejé la rodillera izquierda?”,
porque hacer el amor ya parece una cuerda.
"Te amo igual", me susurra dulzona,
mientras me inyecta con mano matrona.
Y en ese instante lo entiendo, rendido:
amar es morir… pero bien atendido.
No hay pasión que no pase por el fisio,
ni orgasmo que no cueste un sacrificio.
Y aún así, cuando truena la rodilla,
nos reímos, unidos… en la pesadilla.
Ella me aguanta, yo le comparto el bastón,
somos dos cuerpos vencidos por la erosión.
Pero en el fondo, ¡qué hermosa condena!,
morir de amor… ¡y de ciática plena!
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Autor:
Shelby (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 23 de abril de 2025 a las 02:18
- Comentario del autor sobre el poema: Relajarnos solo eso queda, y el buen humor, que no muera, por lo menos en el intento.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 4
- Usuarios favoritos de este poema: Dr. Salvador Santoyo Sánchez
Comentarios1
Esos versos, son dignos de estar en cada uno de los hospitales geriatricos.
Para que el anciano, si no se cura, por lo menos se rie, o se entrtiene.
Muy agradable tu versar.
Saludos poeta Karonte
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