Dos copas,
una vela blanca
y una botella
de vino tinto añejo,
enfrente de mi
portón de hierro.
No escatimaron
ni un billete
en su carta de
presentación.
Al día siguiente
la mañana me sonrió
burlona
con una paloma
muerta
adentro de mi patio.
Sus entrañas estaban
muy frescas
y su sangre goteaba
un mensaje
muy evidente.
Recuerdo ver
en su rabillo
toda la historia
de su especie.
Lástima que no pudo
escapar
de su extenso pasado
maldito.
Para mi sorpresa,
la noche fue mucho
más amable.
Me envió un cuervo,
heraldo por
excelencia
de la parca.
Se posó en mi paredón
de frío cemento
y sin emitir sonido
me anunció el fin
de los tiempos.
Por mi parte
no hice más que
maldecirlo en un
intento
de esquivar mi
profecía.
Todavía no puedo
dimensionar
cuánta arrogancia
hay en aquella gente
que se atreve a
molestar a quienes
conocen
de principio a fin
la historia de la vida
y la muerte,
del universo y
la eternidad.
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Autor:
Rosendo Ruiz (Seudónimo) (
Online)
- Publicado: 24 de abril de 2025 a las 06:28
- Comentario del autor sobre el poema: Este poema retrata una secuencia en su mayoría real (con las debidas exageraciones propias de un poema) de forma narrativa. Es una construcción de imágenes relacionadas con lo sobrenatural y sus respectivos simbolismos, y es una experiencia que a primera vista no creerías que haya pasado de verdad.
- Categoría: Gótico
- Lecturas: 7
- Usuarios favoritos de este poema: EmilianoDR
Comentarios1
Gracias Rosendo por tu narrativa y por nombrar el flagelo de la arrogancia humana.
Saludos.
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