LAS MANOS DE MI MADRE

JUSTO ALDÚ

Las manos que tejieron mi alborada,
que hicieron pan del miedo y la ternura,
fueron jardín, sendero y la estructura
de un mundo donde el alma fue sembrada.

Allí aprendí a nombrar la madrugada,
a no temer la noche más oscura,
a hacer del barro un canto y una altura,
a no perderme nunca en la encrucijada.

Sus dedos, mapas vivos del amor,
guiaron mis caídas con firmeza,
y ungieron mis heridas sin rencor.

Hoy llevo su ternura en la corteza
del alma que aún respira color
como raíz que no olvida certeza

 

JUSTO ALDÚ

Panameño

Derechos reservados / abril 2025

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