Ente paupérrimo de zaña y conciencia,
dormitaste sobre tal almohada nívea,
en un desasosiego inaudito tragaste miel...
Mientras en un alba temprana fingiste
un despertar calmo y nativo,
conservando hasta médulas ese toque,
dulce caricia maravillosa,
la cual, sabes, guardo en víscera.
Su suave despertar y su llamado de amiga..
Cada apretujón en suaves cepas de ensueño..
Su palabra que acomoda el sentir pleno
y no deja volcar una pizca de felicidad afuera..
En actos divinos y cómplices
cierta desventura acompaña a esa bondad
tan irreverentemente inocente..
Se disfraza de loba intrépida
ese alma cautivante que aún no termina
de convencer...
Bajo rojos y sumisos lagos
se encuentra ese amarillo pastel de conquista..
Cielos turbados difieren en proezas,
y entablan marañas conferencias, amenazando
a diestros campesinos con quitar de raíz
esos anhelos de grandeza...
Pero ese sol de calores vencidos
los sorprende callados,
vertiendo una vez más, mediante venas,
ese ruido de muchedumbres auspiciosas..
A este sucio y turbado, enmarañado,
corroído y aún no quebrado
corazón de mil años..
Dulce gacela, ven a mí,
sacía esa sed, sé una
con mi calor..
- Autor: Nik Corvus Corone Cornix ( Offline)
- Publicado: 17 de noviembre de 2010 a las 02:12
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 141
- Usuarios favoritos de este poema: KALITA_007
Comentarios1
dale agua saia su sed 😀 aslo bien 😀
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