Al joven diferente.

En su mas baja degradación,
la mente del joven que descree.
Su pobre, ingenuo, conformista
corazón, que piensase feliz
entre alegrías materiales.

No sueña ideales,
ni piensa realidades.
Victima que se convierte victimario
cuando su negligencia
es coronada de poder.

Arrojados un día a un mundo
que no busca sino atontar.
Son mayoría que no cuenta,
son el trunco del sueño
de los que alguna vez atrás
fueron convencidos a por más.

Si te ves solo joven,
comprende que quizás
tu razón para andar,
tu utopía, no consista
sino en conseguir
que en los demás el sueño exista
y nadie nunca quede en nada
y en ver despertar y florecer
el espíritu joven de ideas
y las ideas den que hablar.

Que nos callen ya en si es grave,
aún más grave es callar.
Callar la mente, aquietarla
y reducirla a un órgano funcional.
Que resignen los ancianos
a su inexorable realidad,
a su destino próximo
que algún día todos hemos de acariciar.
Pero líbrense los jóvenes
de sus cárceles globalizadas
donde el sentimiento anestesiado
aguarda en ataduras
y espera con fiebre y dolor
a salir a la intemperie
y enfrentar, y doler, y amar.

Como siempre y más que nunca
no calles y no dejés callar
levántate de tu lecho
imperioso de implantar en otros
esa cosquilla que te mueve
que te acusa de diferente
enorgullece y abre ojos a tu paso
que hombre distinto en un millón
es la esperanza del montón.