Era una mañana radiante del 24 de Diciembre del año 1970, se podía percibir la alegría en los rostros de los niños que alborozados caminaban de la mano de sus padres por las calles del pueblo, la nochebuena prometía emociones sin igual y seguramente competían por adivinar que les habrían de regalar, aun se acostumbraba escribir una carta a Papá Noel y dejarlo junto al arbol de navidad.
Esta navidad era muy especial porque al haberse inaugurado la carretera del pueblo hace 6 meses habían abierto muchos negocios a los cuales surtian los comerciante que llegaban con sendos camiones que con mucho esfuerzo y ronroneando a lo largo de la serpenteante carretera llegaban provocando el ladrido de los perros, la caravana de niños y adultos que curiosos se agrupaban en la plaza del pueblo para ser los primeros en enterarse de las novedades de la capital y tambien para saber que artículos nuevos llegarían. Estos camiones llegaban repletos de juguetes adornos y sorpresas para esta ocasión. Los dueños de las tiendas recibían sus pedidos y regresaban a sus negocios a llenar las vitrinas de exhibición. Algunos niños quedabamos extasiados observando los vidrios de las vitrinas en las que se exhibían ositos a cuerda y monitos tamborileros con sus sombreritos caribeños y su chaquetita de mambo sosteniendo su tamborsito y con los palitos listos para ejecutarse al activarse la cuerda, tambien habían perritos que perseguian a una mariposa colorida, carros patrulleros con sus sirenas ruidosas, carros de bomberos con sus escaleras telescópicas, pelotas, trompos de naranjo con el clavo perfecto. Para las niñas habían muñecas de todo tamaño vestidas con faldas y blusas primorosamente adornadas en miniatura, ni que decir de las cocinitas y las pequeñas ollas de aluminio, tasitas y platillos con sus cubiertos y un sinfin de accesorios que deleitaba la mirada del grupo de niños curiosos alguno de los cuales eran huerfanos, otros ni sabían de su padre y yo que no conocía a mi padre y mi madre había viajado a la capital para alumbrar a mi hermano.
Yo vivía en una pensión en la casa del profesor Marquez, tenía 2 hijos a los cuales esa mañana acicalaban para dirigirse a visitar a sus abuelos maternos donde pasarían la noche navideña, yo observaba sentado en la escalera como le hacian la raya perfecta al peinar a Jorge su hijo y la mamá peinaba a Juanita y le ataba el liston en la espalda. Todos ellos con ropa nueva. Quede meditando y entendí lo que era una familia, entendí que no la tenía y me fuí a mi rincon a dormir soñando con todas las novedades que danzaban en mis sueños.
Maruja que asi se llamaba la pequeña criada de la familia era una niña muy timida, casi no hablaba, tenía 10 años y sus hirsutas crenchas eran el marco de una carita coloreada por acción del frio en sus mejillas. Ella vivía en la cocina haciendo el mandado y fregando los platos y las ollas, sus manitos eran toscas y vestía una faldita de bayeta con una blusita de tocuyo decorada con parches y huequitos en el codo.
Habian asegurado la casa al salir y el zaguan quedó con candado, para que no roben, pues regresarían al dia siguiente. Al despertar de mi sueño con los villancicos de la parroquia quería salir a curiosear pero el portón estaba cerrado y maruja me dijo: estamos encerrados, no podremos ver a los pastorcitos ni a los juguetes de los niños, me encogí de hombros y me sente nuevamente en la escalera, comencé a sentir nuevamente un vacío en mi, como si por dentro no hubiera nadie, como si solo fuese un cascarón, pero un nudo en la garganta me invadío y se extremecio mi pecho y se dibujó un rictus de puchero en mis labios, las lagrimas brotaron y rompí a llorar por dentro, sin hacer ruido solo para exhalar suspirando muy hondo de nostalgia por los brazos maternales.-¡No llores... me dijo!!-¡Tambien me harás llorar!. Ven conmigo y te mostrare un secreto y ya veras que haremos una navidad... el perro tambien se me acercó moviendo la cola me lamio tiernamente mi mano, deje de sollozar y me acerque hacia ella que muy entusiasmada me dijo que tenía guardadas algunas cosas de mucho valor y subimos a su rinconcito en el terrado y sobre un pellejito negro destapó una manta con varios paquetitos los cuales me fue mostrando. Uno de ellos contenía azucar otro tenía cacao en polvo, tambien tenía pedazos de pan y bizcocho que guardaba de los que sobraban, unos cabitos de vela, una lata con una colección de canicas reunidas con heroismo, eran bolitas perdidas en las calles, extraviadas en la vida tal vez como nosotros, tambien tenía latas vacias de milo, en los que guardaba su botín. Ver estos objetos me hizo olvidar mi nostalgia y le dije: -Te mostrare lo que tengo- y fuimos a mi rincon debajo de la escalera donde tenía una camita pequeña y nos sentamos, prendimos una vela que conservava con espero y se iluminó la pared en las que pegaba diversas hojas de revista que atesoraba y obserba absorto, habian mamas muy bellas de la mano de sus hijos junto a los papas un auto al costado y una cesta con frutas y muchas otras de publicidad de leche, chocolates, mantequillas, pasteles, helados, eran los tesoros de mi colección personal, practicamente era una exposición de mis fantasías y ella quedó fascinada y preguntó que es un helado, le fui explicando todo de manera superlativa y sus ojos brillaban de emoción cuando le narraba que era cada uno de esas cosas graficadas en las revistas. Luego le mostre mis lapices de colores que conservava completos pero desgastados, el de color verde estaba a un paso de extinguirse y le expliqué que no la usaría hasta que sus hermanas lleguen a estar de su tamaño. También le mostre mi libro de cuentos de Los Hermanos Grimm y quedó fascinada cuando le lei la historia de Hansel y Gretell, se asustó y preguntó si existían las brujas, le dije que si y que tendríamos que cuidarnos de ellas.
Luego me dijo -veras que ahora cocinaremos para los dos y sacó sus dos latas vacías de milo, en las que puso a hervir agua en el fogon de la cocina y le agregó el montoncito de cocoa que tenía, también azucar y en las latitas de atun limpias, nos sevimos el magico chocolate que fue el mas delicioso y reconfortante que recuerde y lo disfrutamos intensamente con cada bocado de pan y biscocho, luego me dijo recemos para agradecer al niño jesusito y juntando las manos repetimos juntos:
“Niño Jesusito....Manso corderito
Haz tu cunita...En mi corazoncito”
Luego nos abrazamos fuerte y nos deseamos feliz navidad y me dijo sollozando: ¡Tu seras mi hermanito!... me buscaras en cada navidad...
Aquella noche Jesús habia descendido realmente a nacer en el corazón de esa niña que nunca olvidare...
- Autor: ROGER LUNA (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 16 de diciembre de 2010 a las 01:26
- Comentario del autor sobre el poema: UN RECUERDO QUE JAMAS BORRARE DE MI CORAZON
- Categoría: Cuento
- Lecturas: 74
- Usuarios favoritos de este poema: GITANA DULCE, lore25
Comentarios6
me quedo con el corazón encongido. besos
MI GRAN AMIGA GACHI... GRACIAS POR TU COMENTARIO Y SALUDOS PARA TODOS LOS TUYOS...
MUY TRISTE MI GRN AMIGO JUDAS
NO SOLO ESO ES UN RECUERDO TUYO TRISTE
TAMBIEN PARA LA NAVIDAD.
ABRAZOS DE GITANA
gracias por tus comentarios... es cierto, y recordarlo me sensibilisa mas en estas ocasiones... y me ayuda a mantener el espiritu navideño en su justa medida.. es decir de reflexion y no de consumismo compulsivo.. saludos con mucho afecto.
si sabes como derramar nostalgia....................
GRACIAS CHEFSITO.. SIEMPRE TU COMENTARIO ES MUY VALIOSO PARA MI.. SALUDOS
amigo, tarde pero segura, no se que decirte, solo que me puso triste, me saco unas lagrimonas, te felicito por esta tierna y conmovedora historia, narrada de una bella forma.
NO TE PREOCUPES AMIGA DEL ALMA... LO QUE IMPORTA ES QUE SIEMPRE ESTAS CONMIGO... GRACIAS POR TUS COMENTARIOS Y ESPERO QUE DIOS TE BENDIGA EN ESTAS NAVIDADES... TAMBIEN LO QUE ESCRIBISTE FUE MUY BELLO... HASTA PRONTO
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