Esta es una historia
de la vida real;
de una madre sufrida,
que a pesar de su caída
siempre fue leal.
Paso que un día
aquella hermosa y joven mujer
por vez primera, su corazón entregaba;
pero ella no pensaba
que las flores de otoño,
o del amor un retoño,
el amor lo apagará.
Aquel hombre que amaba,
se mostraba indiferente,
negando su cariño
aquel inocente niño,
y huyendo de repente;
para siempre se alejaba.
Ahora esta madre, quedaba
con el pecho vacío,
y a la vez…, lleno de dolor;
nunca pensó que el amor
le causara hastío,
si de ella todo daba.
Solo le quedaba
una razón de vivir,
por el cual debía salir
del abismo que estaba;
y mientras olvidaba
aquel ingrato amor,
“otros amores” la puerta tocaba.
Pensaba en su conciencia
que el hombre y la ciencia
muchas veces se equivoca,
que talvez fue un error,
y que si lo suficiente no lo amaron
ya vendría, el verdadero amor.
En efecto se enamoró
de una persona “diferente”
(falsa apariencia), que sus ojos vieron;
quizás por el dolor
que en ella había quedado,
creyó que era el verdadero amor
que a su vida había llegado.
Todo marchaba bien
en el amor y la costumbre,
aparecía que la felicidad
nunca acabaría;
y que solo faltaría,
un nuevo retoño.
Hubo un nuevo retoño,
un tierno cogollito
muy frágil y delicado;
(aquella azucena necesitaba más cuidado)
justo hay la abandonaron
sin importar que era otoño,
dejando a la suerte, la planta y su retoño.
Vino una mano piadosa,
a “cuidar”, la planta maltratada;
regándola día a día
de ella no descuidaba,
porque le parecía hermosa…,
y nunca se cansaba
de cuidarla con esmero
a la planta y su retoño…
¡El decía que era otoño
justo, cuando necesitaba,
un poco más de cuidado!....
Volvió a retoñar
por el cuidado que le daba;
y cada vez necesitaba
de atención y cuidado;
¡pero siempre al retoñar!
el jardinero se cansaba,
y justo hay la abandonaba!...
Esta pobre mujer
tenía tres hijos;
sin padres responsables;
tenía que luchar,
como quien quiere salvar su vida
de quien lo quiere matar.
Trabajaba como esclava
ganando una miseria,
para que el hambre no matará
a sus pequeños hijos.
(acción de una buena madre)
Que sabe amar!…
No creyó nunca más en el amor,
solo había fracasado
amando con el corazón sincero;
¡dijo! Si amando muero;
¡de qué me sirve tener a mi lado
algo que me cause dolor?
No quiero más amor
ni sus tontas fantasías,
son pura tonterías
que me causan dolor.
Desde entonces; se sacrificaba
por sacar sus hijos adelante,
y lo poco que ganaba,
todo lo invirtió;
en el estudio que les dio
para que progresaran.
A llegado la felicidad,
acabo su sufrimiento;
sus hijos han devuelto,
su sacrificio con bondad.
Aquí acaba la historia
de aquella madre sufrida;
solo queda en su vida,
los recuerdos en su memoria.
Si alguna madre abandonada
tiene que sacrificarse
por sus hijos y por ella…,
todo de ella debe entregarse
para que sea recompensada.
Mujer abandonada;
si tienes un hijo
no sufras por amor;
ama tu hijo lucha por él,
y olvida el dolor.
- Autor: David Goya ( Offline)
- Publicado: 22 de diciembre de 2010 a las 20:58
- Categoría: Familia
- Lecturas: 23
- Usuarios favoritos de este poema: lore25
Comentarios2
Cruda realidad de muchas mujeres del pueblo, es un magnifico poema.
besos.
DAVID:
NO HAY AMOR MAS GRANDE Y VALIOSO QUE EL DE UNA MADRE!!!
SEA CUAL FUERE LO QUE TENGA QUE PASAR, LA MAYOR RECOMPENSA QUE PUEDE RECIBIR ES EL AMOR DE LOS HIJOS!!!
UN ABRAZO
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