Tu voz fue como un eco
extinguiéndose en el tiempo
tus pasos,
secos,
macilentos
de tanto aguantar el peso
de tus preciados anhelos.
Encogida la mirada
Desafiante en el empeño
Vacilante de destellos
De tanto soñar ensueños.
Manos de labrador
Enterrador de ilusiones
Regadas con mar y viento,
Pedacito a pedacito
Socavabas de la tierra
Migajas de un mundo incierto.
Recuerdo aquella mañana
Cuando tocaste a mi puerta
Con una hogaza de pan
Y fulgores de niño ingenuo.
Se te fue yendo la vida
Dormitando tu cansancio
De palabras y promesas
De un patrón envilecido
Con el oro de tus huesos.
Agotadas la quimeras
Te quedaste sin aliento
Ahora yaces solitario
Con el sueño de los muertos.
- Autor: Gaviota (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 30 de diciembre de 2010 a las 02:18
- Comentario del autor sobre el poema: un ser especial que murio crweyendo que el patron le reconoceria alguna vez su esfuerzo
- Categoría: Triste
- Lecturas: 33
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