Llueve, como cada dia llovizna en Bogotá, las nubes cubren los cerros, es una imagen de sueños. Caminamos por el mercado de las pulgas, tomados de la mano recorremos sitios hasta hoy desconocidos, me muestras el encanto de Usaquén, el teatro callejero en la plaza disfrutamos del arte de músicos, teatreros, malabaristas. A la luz de las velas degustamos de la cena en la casa “La tasita” satisfacemos el apetito mientras bebemos el exquisito vino. Hablamos, tanto conversamos el tiempo transcurre sin reparos, necesitamos días de mas horas, veinticuatro son muy pocas. Hasta ayer desconocida, hoy tu cuerpo he recorrido, los placeres despertados, en ti descubro cuanto amar puedo. Me pensaba un triste hombre, vacío, sin fuerzas para el amor sin saber que de solo verte despertarías mi pasión. No me importan tus caderas si disfruto de tus agresivos senos, qué importa que existan más bellas si les falta el calor de tus besos. Cuantos deseos escondes, cuanta morbosidad, es que en el amor no tienes limite, te entregas al disfrute con toda voluptuosidad. Como fuego ardes en el lecho mientras a mi te entregas en exceso para el disfrute de tan diminuto cuerpo, mas, inmenso en el amar.
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Autor:
Armando G. Muñoz (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 4 de enero de 2011 a las 20:27
- Categoría: Amor
- Lecturas: 112
- Usuarios favoritos de este poema: lyi roseblue, jorgeluisotero
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