Seres con la capacidad de asumir el rol de victimarios y victimas en el mismo espacio; victimarios, al socavar la voluntad de las personas que escogen para amar, convirtiéndolas en esclavos voluntarios, que atrapan con su cuerpo, con sus piernas, con su sexo y con sus labios, quitándole la posibilidad de discernir hasta en lo más básico o lo más simple, y también víctimas de su propia intensidad al querer mantenernos subyugados de cuerpo y corazón, pero sabiendo que el alma, que es lo único propio, nunca estará completa, si no logramos salir de la marisma del encarcelamiento que les es necesario imponernos, y la necesidad que tenemos de seguir cosechando víctimas, para alimentar un ego, que nos fortalece y nos destruye, y donde ellas mismas seguirán siendo, sólo victimas al fin.

Seres hermosos a los que nunca llegamos a entender, a sopesar por lo que son por sí mismos, seres de los que nos enamoramos y damos lo único que en realidad tenemos, el alma, nuestra voluntad, que es lo único que ellas nos solicitan, sentimiento, honestidad, entrega sincera, sólo el pensamiento, es lo que quieren, y eso es lo que les negamos, seres que son los grandes inspiradores de todos nuestros actos, incluyendo este escrito, inspirado por ellas que son las grandes inspiradoras, las dueñas de todos mis sentimientos bonitos, bonitos como alguna de ellas mismas me llama, “bonito”, aunque yo nunca entienda, que es eso tan hermoso que ve en mí , ella, claro y simple ejemplo de esos seres de los que hablo, ellas, dueñas de la verdad del sentimiento, del amor absoluto y limpio, dueñas de todo lo veraz y sincero, dueñas y protagonistas en eso de la esperanza, esa esperanza, que les dice que algún día, nosotros, los contrarios a su naturaleza divina, lograremos comprender lo que son, y ellas lograran de alguna forma, encontrar nuestro verdadero núcleo y nos llevaran a su mundo bonito de sentimiento pleno y de entrega absoluta, y total, inalcanzable e imposible para seres tan básicos y tan corrompidos por el ego como nosotros.