Amé su cuerpo entonces y su alma.
Su piel fue para mí la tierra firme;
la soñé como un sexto continente
no registrado en mapas todavía.
Soñé con la bahía de su boca.
Su pelo era una selva virgen
que abría su misterio mineral y oscuro.
Soñé con las ciudades de sus pechos.
Los ríos de las venas que afloran en su piel
eran rutas abiertas
a la navegación y al gozo.
Se podía viajar en su mirada.
En las blancas llanuras de sus manos
yo cultivé el maíz y buenas relaciones.
Después no pude estar sino en su cercanía.
Comentarios4
bellisimo poema
me encanto.
besos
gracias
Me gusto su estilo .saluda .ANDRES.
me alegro mucho
Que poesia grande, tan sensible, lleno de dulzura y erotismo! me gustan mucho tus metaforas,
su pelo era una selva virgen-muy interesante
Lleno de magia enorme!
tienes toda la razon muchisimas gracias
Me gusta, te felicito.
gracias
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