12.1
Escucho tu voz
Y desaparecen las tinieblas
Que amenazaban al principio.
Escucho tu voz
Y el canto de las aves
Del bosque, de la lira
Son una misma cosa:
Una dulce melodía,
Un susurro que acompaña.
12.2
Adoro esa sonrisa
Cálida, noble, amplia
Como esa alma tuya
Dulce y bondadosa.
Adoro la mirada tuya,
En la que se condensan
Los atardeceres en Venecia
Las prístinas aguas del monte
Cubierto de nieve en el Sur…
Mirada y sonrisa,
Ópera, pradera y ruiseñores
Cantando tu nombre a los Astros.
Adoro ese rostro bello y sublime
Que resume la bondad de tu espíritu.
En ninguno de mis viajes
Hallé tanta paz, tanta dulzura.
12.3
Bella dama,
Cristal y melodía,
Sonido de campanas…
Una rosa roja,
Un sublime sueño,
Gata risas y mirada
(en las que sonríe el Mundo mismo)…
Bella dama, dama bella,
Te amo y te espero,
Te invoco en mis versos,
Mientras el Cielo se hace visible
A través de tus pupilas.
12.4
Te veo en el crepúsculo,
En la paz de la campiña,
En las aguas del lago
Que escuchan mi canto de amor.
Oh, dulce dama, dama alegría,
Dama estrella y fantasía…
Te veo en las calles empedradas,
En medio de las flores,
En el amanecer
Y en el rostro de la luna.
Apareces en el poema,
En mis sueños,
En las interpretaciones de los sueños:
Ni siquiera Freud imaginó
Lo que puedo quererte,
Oh dama, dama alegría, dama estrella, dama fantasía.
Campos, DA. Catedral y Aquelarre
- Autor: David Alberto Campos (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 23 de enero de 2011 a las 00:28
- Categoría: Amor
- Lecturas: 94
Comentarios2
Muy amplio y detallado poema lleno de una dulce melodía amigo, te felicito, un abrazo
Hermoso por error hice click y me quede leyendolo, me encanto,
besos.
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