tu cuerpo quimerico;
inasible en vigilia,
pero palpable en sueños.
tus ojos celestiales;
que cuando los contemplo
me remite hacia mundos infinitos,
mundos oníricos,
que aguardan un lecho
en el que podamos colmar la noche
con nuestros besos hedonicos
y nuestros acaricias interminables.
entonces nace el fatigable crepúsculo;
con su rostro insondable,
con su hálito inexpugnable,
y aún existo
porque como una vaga flor
que soy,
necesito de tu tenue lluvia para vivir.
- Autor: daniel.cano ( Offline)
- Publicado: 24 de enero de 2011 a las 12:00
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 36
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