Del acompañante taciturno
y su fervoroso culto
Más si curar quieres tu corazón
del amor y sus resentimientos,
entonces muere, querida, muere
Thomas Lovell Beddoes
Tú, que me acompañas
a través de las puertas del olvido.
Perdona la inocencia de mi mano,
perdona la inocencia del espino
que no supo atravesar
los caudales donde desboca el río
que otros llaman: “Vida”…
- Autor: G. (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 8 de febrero de 2011 a las 01:56
- Categoría: Religioso
- Lecturas: 69
- Usuarios favoritos de este poema: BlackVizard, rosamaritza
Comentarios2
Tú, que me acompañas
a través de las puertas del olvido.
Perdona la inocencia de mi mano,
perdona la inocencia del espino
que no supo atravesar
los caudales donde desboca el río
que otros llaman: “Vida”…...
Genial, concreto y conciso, estupendo amigo, buen poema...
Un abrazo...
Muchísimas gracias.
¡Un beso!
Hmm G, seguire mas tu poesía, me parece interesante, directa, concreta sin adornitos que distraigan al lector .
Abrazos
Bien dicen que el verdadero suicida es el que lo hace y no alardea que lo hará.
Si mis letras querían suicidarse, eso les dí. Tenía que ser directo y al grano. ¡Gracias por pasarte por mi abismo nuevamente!
G.
Es cierto el que decide suicidarse, muy pocas veces hace alarde o notifica con previo aviso, una vez tomada la decisión no hay marcha atrás.
N.
En efecto, no hay marcha atrás.
"El suicidio es una decisión de cobardía para la que se requiere la mayor valentía."
G.
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